Los niños también meditan
La meditación es positiva en adultos, pero los niños también pueden beneficiarse de ella y resultar clave para su salud en el futuro. El desarrollo de la relajación física, aprender a procesar sus pensamientos, autocomprensión de sí mismos aumentando por consiguiente su creatividad, reducir sus miedos, ser más conscientes de su capacidad espiritual, desarrollar su memoria y proporcionar una mayor estabilidad emocional son algunos de los beneficios que pueden experimentar a medio y largo plazo.
Meditar es enfocar la atención en algo concreto, ya sea un pensamiento, un objeto, la propia conciencia, el propio cuerpo, nuestros pensamientos…
Practicar la meditación con niños implica realizar multitud de actividades en las que los niños están enfocando su atención en su respiración, en algo que están viendo, en algo que están haciendo… con el objeto de, en primer lugar, calmar la mente.
Para qué les sirve a los niños meditar
Dice el Dalai Lama, que si le enseñáramos meditación a cada niño de ocho años, eliminaríamos la violencia en una sola generación. Sólo por esta razón merecería la pena intentarlo. Pero, ¿por qué es tan potente la meditación?
- Calma: El primer e inmediato efecto de la meditación en los niños es calmarse, tranquilizarse. Los niños, como los adultos, cuando están calmados, es cuando pueden enfocar su atención en lo que sea que vaya a ocurrir.
- Mayor concentración: De manera que una vez que se llega a la calma, el siguiente paso es el enfoque de la atención en aquello que deseo. Esto puede ser gestionar una emoción, hacer un ejercicio, atender a una explicación, ver una película, jugar con mamá y papá, planificar una acción, comprender a un amigo que tiene un problema, decir que no a algo que puede ser peligroso…
Efectivamente, la meditación ayuda a "estirar" el músculo de la atención, y de este modo uno es más consciente de lo que ocurre dentro y fuera de uno mismo; de lo que desea, y de lo que no desea. De lo que siente y de lo que no siente. Y de lo que desean, sienten o hacen los otros.
15 beneficios de la meditación en los niños
Los beneficios son muchos y muy diversos. Desde nivel somático - se regulan mucho más todos su órganos, sus capacidades cardiovasculares y su desarrollo neurológico -, habilidades cognitivas e intelectuales - mejora la atención, la capacidad de abstracción, de lógica, de cálculo - hasta emocionales, sociales, y espirituales - escucha sus emociones, desarrolla habilidades sociales, aprende a conocer sus límites, sus capacidades, a perdonarse a sí mismo, a los demás, a desarrollar la asertividad y la empatía..
1. Será más responsable, tanto de sus cosas materiales como de sus emociones, de su vida y de su
felicidad.
2. Se querrá más a sí mismo.
3. Se podrá concentrar mejor al ser capaz de enfocar su atención hacia lo que desea, sin caer en los
despistes.
4. Tendrá menos ansiedad y menos estrés.
5. Dormirá mejor.
6. Será menos impulsivo.
7. Tendrá más autoestima, y más seguridad y confianza en sí mismo.
8. Mejorará su rendimiento académico.
9. Mejorará la gestión de sus emociones.
10. Mejorará sus relaciones sociales. Mostrará más empatía y gratitud.
11. Mejorará su sistema inmunológico.
12. Será menos violento.
13. Será más capaz de enfrentarse a las frustraciones y a las dificultades, ya que desarrollará más
capacidad de aceptación de lo que ocurre.
14. Será feliz.
15. Sentará las bases de una madurez más sólida.
¿A partir de qué edad puede practicarse la meditación?
No hay una edad concreta en la que un niño empieza a dominar el castellano, y lo mismo pasa con la meditación. Los niños balbucean posturas, aprenden a estar en sus silencios y, entonces, más que preguntarnos a qué edad se empieza a meditar, podemos preguntarnos qué actividades ya pre meditativas realizan, como recortar con las tijeras, jugar con la plastilina, jugar con el agua, buscar el silencio, esconderse debajo de la cama, hacer manualidades... para no retirárselas en la medida en la que van creciendo.
Por otra parte, los niños juegan con la fantasía, con el universo, con el más allá y, por lo tanto, desde pequeños ya están aprendiendo a meditar. Ahora bien, creo, que lo que llamamos estar con una postura correcta se podría empezar desde los 6 o 7 años.
A los niños hay que darle las cosas como a niños, no en pequeñas dosis, sino en forma de juegos más que hacer ejercicios concretos a las ocho de la mañana. Debemos aprovechar, por ejemplo, mientras nos despertamos, y hacer un agradecimiento a la vida, hacer unas respiraciones profundas o, cuando vamos en el coche con ellos, podemos pedirles que observen su entorno y, después, si en algún momento del día se sienten nerviosos, pueden recordarlo.
Meditaciones guiadas con los niños
El uso de estas meditaciones con los niños no es lo mismo que leerles historias. La lectura es pasiva. Los niños entienden y se involucran en lo que está leyendo, pero en la meditación guiada, se involucran activamente. La lectura de un cuento y la lectura de una meditación tienen diferentes funciones. Con un cuento el niño sigue aprende y queda embrujado con la historia pero la meditación permite a la mente ser libre, para explorar.
Cada meditación va enfocada sobre un tema (bondad, gratitud, y da a los niños la oportunidad de experimentar. Escalar montañas; recoger conchas marinas; volverse un pájaro; sentir el roce del viento sobre su cara; e ir a la luna. Hay tantas cosas que se pueden hacer! Lo más importante es que aprendan a sus emociones, a observase y aceptarse y reconozcan su fuerza y sabiduría interior y el contacto con la fuente de amor.
¿Cómo hacerlo?
Las meditaciones para los niños incluyen cinco pasos:
1. La relajación del cuerpo
2. La respiración profunda
3. Concentración de la mente
4. La expansión de la mente
5. La actividad productiva
En otro post profundizaré en cada una de estas etapas.
Namaste
María