Brahmacharya y sexualidad
Seguimos con los “yamas”, la base ética del Yoga. Los Yamas son el primer eslabón del Raja Yoga y, de acuerdo a Patanjali, comprenden los cinco aspectos de la conducta que hay que evitar para mantener un código ético de conducta en tus relaciones con los demás y con tu entorno. Son una elección, no son reglas impuestas.
Brahmacharya es el 4º yama en sentido restringido se refiere al plano de la sexualidad humana, por eso a veces se traduce erróneamente como continencia o abstinencia sexual. Todas las grandes tradiciones espirituales enfatizan la importancia de impedir que el placer y el dolor sean los guías de la vida. Muchas religiones plantean prohibiciones distorsionadas en los dogmas religiosos, haciéndonos esclavos del sentimiento de culpabilidad y miedo.
Pero en su sentido más amplio, Brahmacharya supone evitar el desgaste innecesario de energía. Esto no implica la represión o abstinencia sexual ni de otro tipo, pues no se trata de juzgar como “malo” el deseo, sea sexual o de otra índole, sino de escuchar las necesidades propias sin reprimirlas ni caer en el exceso.
Cuando el placer y el dolor se convierten en fines en sí mismos, empezamos entonces a buscar el placer por el placer mismo y también gastamos una enorme cantidad de energía y de tiempo en encontrar medios para evitar el dolor. En nuestro día a día malgastamos nuestra fuerza vital en distintas conductas que nos mantienen esclavizados. Podemos ser esclavos, por ejemplo, de la comida, del consumismo, de nuestro trabajo, de una relación de pareja, del reconocimiento ajeno, del culto al cuerpo, del ejercicio físico, de la atención y el afecto. Dejamos de estar presentes o vivir conscientemente, absortos en los condicionamientos de esos excesos o privaciones que absorben nuestro tiempo y energía y socavan nuestra capacidad de vivir de forma plena, armónica y consciente.
Moderación en todos los actos de la vida es el camino: en el hacer, hablar, pensar, etc
Namaste
María
